Lo que hace a ADEM tan peligrosa no es lo que se ve, sino lo que no se ve. Los métodos de control son invisibles, sutiles, pero muy efectivos.
Somos manipulados sin darnos cuenta. Los estudiantes también son víctimas, ya que, aunque piensan que están aprendiendo de nosotros, en realidad están siendo moldeados para aceptar un sistema que les dice qué pensar, qué hacer, qué sentir.
En el fondo, todos somos usados como piezas en un juego mucho más grande. Los profesores pierden su autonomía profesional, y los alumnos pierden la capacidad de cuestionar y decidir por sí mismos.
Todo lo que hacemos en las aulas está bajo la influencia de ADEM, y lo peor de todo es que ni siquiera lo sabemos. Lo que sucede dentro de esta organización no es solo un problema de los profesores, es un problema que afecta directamente a los estudiantes y a su futuro.
La forma en la que aprendieron a crear un sistema de manipulación es increible